La revista de Lo Romero

-Gracias-Contesté.

-¿Qué queréis?-Preguntó mientras se preparaba para servir el pescado.

-Unos boquerones para cenar y un par de lenguados para comer mañana-Afirmé.

Él se puso los guantes y cogió los boquerones. Después los pesó y los dejó apartados. Después cogió un par de lenguados y repitió la misma acción de antes:

Cogió los lenguados los pesó y los apartó, y después dijo:  

-¿Queréis algo más?

-No, gracias-Contesté.

-¿Cuánto te debo?-Añadí.

-Nada, es mi regalo de cumpleaños.-Dijo Mario.

-No hace falta hombre…-Dije intentando convencerle.

-No te preocupes, no me voy a arruinar por esto…-Dijo para que no me preocupara.

Después, Emma y yo nos despedimos y cuando nos íbamos a ir a por la carne, Sebastián dijo desde lejos:

-Y por cierto… ¡Felicidades!-Añadió.

Ya me pareció extraño que no me hubiera felicitado…es que Sebastián es… ¡el mejor amigo del mundo!

Después me acerqué y le invité a mi casa esa tarde, para que Emma, Marcos y yo no nos quedáramos solos.

El accedió y quedamos a las cinco y media en mi casa.

De repente sonó una sirena que me era familiar…

-¿Qué es ese sonido?-Dijo Emma tapándose los oídos.

No le contesté. Estaba pensando en todo lo que había pasado bajo el sonido de esa sirena…

Cuando acabó salimos fuera a la calle a ver porque…

-¡Mira bisa Emma! ¡Hay flores en la plaza!-Dijo Emma.

A continuación Emma se quedó callada mirando lo que hacían.

-¡Estaban recordando el bombardeo!-Pensé-Era algo que me llenó. Había leído lo que habían hecho el año pasado por el 80 aniversario del bombardeo, pero nunca pensé que lo recordaran en un 81 aniversario…

-¿Qué hacen?-Preguntó Emma.

Cuando lleguemos a la parada te lo cuento

​

​

CAPÍTULO 4/ LA HISTORIA DEL BOMBARDEO

 

Cuando llegamos a la parada de autobús cumplí la promesa que le hice a Emma y empecé:

 

-Estaban recordando un bombardeo en el que murió mucha gente-Dije.

Creo que sé la razón por la que Emma no me preguntó lo que es un bombardeo:

Los juegos de guerra de Marcos.

 

 

-Todo empieza el 14 de Abril de 1931, cuando se proclama a España una república por segunda vez. Entonces Alicante era una pequeña ciudad muy industrializada.

Lejos de las primeras batallas de la Guerra Civil, Alicante se convierte en una ciudad de retaguardia del bando Republicano. Alicante pasó de tener 55.000 habitantes a 125.000, algo que la hizo un blanco para el bando Nacional.

Unos meses después, José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, es fusilado en Alicante, el 20 de Noviembre  del 1936. Ese acto convierte a la ciudad en un blanco para el bando Nacional.

 

El 28 de Noviembre, tan solo 8 días después de la ejecución de José Antonio Primo de Rivera, Alicante sufre el segundo bombardeo más trágico de la Guerra en la provincia:

El bombardeo de las 8 horas.

 

 

 

CAPÍTULO 5/ EL BOMBARDEO DE LAS 8 HORAS

 

Eran las 19.45, yo estaba fregando en mi casa cuando sonó la sirena. Sin pensármelo fui corriendo a la cocina a por mi hermana pequeña Claudia, que falleció hace 3 años por un cáncer de Páncreas. La cogí en brazos, porque entonces tenía seis años y fuimos corriendo hacia el refugio antiaéreo del mercado de Carolinas.

Hacía un día feo, lleno de nubes surcando desde el  horizonte hasta donde nos dejaban contemplar las casas del barrio. No puedo contar más detalles porque en ese momento lo único que me importaba era salvar mi vida y la de Claudia.

No tardamos mucho en llegar al refugio. Yo creo que tardamos más en encontrar un hueco donde sentarme para calmar a mi hermana. Nada más sentarnos se apagaron las luces y la sirena amainó para dar paso al horrible sonido de las bombas. Sin darme cuenta me dormí, pero enseguida me despertaron las bombas.

A los pocos minutos se encendieron las luces y pudimos salir fuera. Ya estaba lloviendo, y no se veía absolutamente nada, a pesar de que fueran las ocho de la tarde.     No nos dio tiempo ni a llegar a casa cuando  volvieron a sonar las sirenas, así que volvimos corriendo al refugio.

Claudia no se puso a llorar pero, estaba escondida entre mis piernas debajo del banco en el refugio.  

Esta vez, tardaron más tiempo en decirnos que podíamos salir. Yo me empecé a asustar. No sabía nada de mis padres ni de mi hermano...

-¿Va a venir el tío Luís?-Interrumpió Emma. 

No lo sé-Dijo Marcos-A mí no me mires.

No he hablado con él.-Contesté-Pero si queréis le llamamos y le preguntamos si quiere venir a comer paella.

¡Siii!-Gritó Emma.

Si quieres-Dijo Marcos-Llámale y mientras nosotros preparamos el pimiento y el tomate.

De acuerdo-Añadí.

A continuación salí de la cocina y me dirigí al salón y le llamé con el teléfono fijo del salón.

-Hola hermanita-Dijo mi hermano.

-Hola Luís-Conesté.

-¿Que quieres?-Dijo.

-Te apetecería venir a comer con tus biznietos.

-Si, claro.-Dijo-¿Y eso que están contigo?

-Ha fallecido el padre de Ferrán-Añadí.

-¿A que hora voy?-Preguntó.

Ya. Si quieres venir ya, Emma y Marcos te esperan.

-De acuerdo, ya me preparo-Dijo-¿Quieres que lleve algo?

-Si quieres trae una tarta-Dije pensando en una tarta de chocolate, pero al final trajo una de vainilla.

De vuelta a la cocina, Marcos y Emma estaban sentados en la mesa, viendo un concurso de televisión.

Nada mas entrar Marcos se levantó y dijo:

-¿Va a venir?

Si.-Afirmé.

Emma se levantó  y se puso el delantal preparada para hacer la paella.

¿Queréis que continue con la historia y hacemos la paella con la receta de Luís?-Duje.

Vale.-Contestó Emma y nada más acabar la frase se sentó expectante.

¿Dónde lo dejé?-Pregunté.

El bombardeo de las 8 horas.-Contestó Emma.

   A, claro.-Dije.-Nos sabía nada de mis padres ni de mi hermano desde hacía unas horas, pero no pensé en eso más. Volvía a correr a toda velocidad, pero        sin Claudia en brazos. Ella iba delante mía. Cuando llegamos había más gente que antes, pero encontramos un banco cerca del cartel que había a la mitad del refugio, que decía:   Las paredes tienen oídos.

-¿Qué quiere decir eso?-Dijo Emma extrañada.

-Pues que habían espías en todo los refugios y que no dijeramos nada.

-Vale, continúa-Dijo Emma.

-De acuerdo.-Contesté-Cada vez se oían las bombas más cerca, pero el sonido de la tormenta hacía que la gente estuviera más tranquila. Sabíamos que volverían a venir así que nos quedamos en el refugio. Esta vez tardó menos la sirena en volver a sonar. Cada vez venía más gente, que estaba trabajando, pero, nosotros teníamos el banco. Cuando se apagaron las luces alguien me toco las piernas...mi hermano Luis. Él entonces tenía 2 años así que vino acompañado de mis padres. Enseguida les dí un abrazo, ahora ya no me importaban tanto las bombas porque estaba con mi familia me relajé tanto que me dormí. Las bombas caían lejos. Me despertaron mis padres a las 4 de la madrugada. Hacía una hora desde el último bombardeo. así que nos fuimos a casa.

Me voy a saltar año y medio de guerra para llegar al momento que quería contar desde el principio: El bombardeo del mercado central de Alicante.

​

​

​

CAPÍTULO 6 / EL BOMBARDEO DEL 25 DE MAYO II

​

Eran las doce de la mañana. Yo tenía 12 años, estaba en la plaza de Bola de oro, en mi barrio. Venía cargada con las raciones de mis hermanos y la mía.

Luis y Claudia iban delante mía. Entonces Claudia tenía 9 años y Luis tenía 5. Sebastián iba a mi lado.

Hoy voy a Benalúa a ver a mi primo, primero pasaré por el mercado.-Dijo.-Si quieres vente conmigo. Nos lo pasaremos bien.

Yo acepté. Fuí a mi casa a dejar a mis hermanos. Después cogí el tranvía para ir a Benalúa. Pero cuando íbamos por el mercado central, vimos aviones, aviones que venían a bombardear. No habían sonado las sirenas, habían entrado por el interior. Eran aviones italianos. Bajamos del tranvía y nos fuimos corriendo al refugio de la rambla. Cuando ya estaban casi encima nuestra, comenzaron a sonar las sirenas. Entramos al refugio. No había casi nadie. Todos estaban en el mercado según un hombre muy amable llamado Remigio, que estaba allí. Había oído que llegaba pescado fresco. Según el era mentira. No había salido ningún barco. Él tenía toda la razón del mundo. Solo querían matar civiles. Se considera el segundo bombardeo más fuerte de la guerra civil.

El primero era el de Guernica, porque fué el primero, el primero de todos los bombardeos a los civiles, estrategia que utilizarían en la segunda guerra mundial años después. Pero en este bombardeo hubo el doble de víctimas. Más de 300.

Cuando empezaron a caer las bombas se oían muy cerca. Le cogí de la mano a Sebastían. Él me la apretó con mucha fuerza. Los dos teníamos mucho miedo. Fué un sentimiento que nunca había sentido y nunca volvería a sentirlo, hasta hoy en el mercado central. Me recordó a mis padres, a mis hermanos, vecinos, amigos, a Remigio...No salimos hasta dos horas después del bombardeo. Teníamos miedo a que bombardearan la rambla. Días después conocí la trágica noticia de la muerte de mi vecino, el señor Manuel. Pasamos años horribles. En el 1943 detuvieron a mi padre. A los pocos días se lo llevaron a Madrid, a trabajar en el Valle de los Caídos, donde moriría semanas después. No supimos nada más de él. Mi madre, murió el día de antes de la muerte de Franco. Ella nunca sabrá que hay democracia. Y colorín colorado, este trágico cuento se ha acabado.

-Jo... ya se ha acabado.-Dijo triste Emma.

-¿Te ha gustado la historia, Marcos?-Contesté para ver que le había parecido.

-Si y no.-Dijo.-He sufrido con cada palabra que has recitado, pero me ha gustado.

-Si queréis más historias de la guerra civil-Dije.-Cuando llegue Luis le preguntáis.

-De acuerdo.-Contestó Marcos.

Diez minutos después sonó el timbre. Era mi hermano y su asistenta. Abrí la puerta.

-¡¡Felicidades Emma!!-Dijo Luis.

-Hola-Contesté.

-¡Tío bisabuelo Luis!-Exclamó Emma.

-Hola.-Se limitó a decir Marcos.

Su asistenta y él fueron a la cocina, y nosotros detrás de ellos. Ella dejó la bolsa de la tarta.

-¿Que queréis que hablemos mientras hago la paella?-Preguntó.

-Queremos que nos cuentes la historia del bombardeo del 25 de Mayo...-Dijo Marcos.

-Claro.-Contestó.-Todo empieza el 18 de Julio de 1936...